El neuropsicólogo Álvaro Bilbao, autor del libro ‘El cerebro de los niños explicado a los padres‘ hace una reflexión en su blog sobre varios tipos de agresiones que permanecen normalizadas en nuestro día a día y que como imagináis, tienen serias repercusiones en el desarrollo socioafectivo de los peques, sobremanera si tenemos en cuenta dos variables: la repetición y la intensidad.
Las compartimos a modo de resumen, y añadimos una tabla de consecuencias que esperamos os resulte una herramienta vlara y visual. Junto con las agresiones, reflejamos la secuencia verbal con que solemos manifestarlas, el tipo de agresión que son y el sentimiento que cada una de ellas genera en los niños y niñas.
- Pegar un tortazo (cachete, torta…): ‘una bofetada a tiempo‘ – agresión física – culpa, indefensión, inferioridad, vergüenza, falta de amor, incomprensión…
- Dar una colleja o un capón: ‘a ver si espabilas’ – agresión física – sentimiento de indefensión, inferioridad, incertidumbre, incomprensión, vergüenza…
- Hacer pasar vergüenza: ‘no te enteras de nada’ – agresión emocional – culpa, indefensión, humillación, sentirse tonto, torpe, cuestionado, comparado, peor que los demás, no servir para nada…
- Excluir o apartar: ‘vete al rincón!!…fuera de aquí!!…’ – agresión emocional – sentimiento de culpa, de exclusión, malestar, estorbo, incomprensión, castigo…
- Descalificar o insultar: ‘¿eres tonto o qué te pasa?’ – agresión verbal y emocional – sentimiento de inferioridad, culpa, vergüenza…
- Gritar para que obedezca: ‘¡¡que guardes tus juguetes!!’ – agresión emocional – intimidación, incomprensión, castigo, culpa…
- Dañar sus juguetes u otras pertenencias: ‘te lo voy a tirar a la basura’ – agresión emocional – sentimiento de pérdida, de insignificancia, de soledad, incomprensión…
Lo que sembramos en los niños y niñas, queda atesorado en ellos/as y será lo que pongan luego en práctica en su vida. Si alguna de éstas nos suena, que nos lleve a la reflexión y a la reformulación.
Si los niños aprenden a ser escuchados, comprendidos… si aprenden desde el respeto, respetarán, escucharán, comprenderán. Mañana conviviremos con los resultados de lo que sembramos hoy. Y esto no es una tarea de una sóla tarde, o de una buena programación en un curso educativo, es tarea en conjunto de la escuela y de la familia, y su campo de entrenamiento dura toda la infancia.
No existe recurso educativo más eficaz, que servir de ejemplo. Como decía la madre Teresa: ‘No te preocupes porque tus hijos no te escuchen, ellos te observan todo el día’.
El equipo de Laboratorio Social